miércoles, 16 de febrero de 2011

La familia

Antes de dar inicio a mi tema de la semana quiero agradecer a mi bella esposa que nos acompaña en esta aventura en la que nos dejó su huella al hablarnos acerca del amor. Bienvenida a nuestro humilde blog y ojalá que nos acompañes por una buena temporada. Seguimos creciendo, nos seguimos nutriendo de distintas formas de pensamiento, nos enriquecemos un poquito más con cada nuevo integrante que nos regala una reflexión, un tema desde su punto de vista, algo de lo que sin duda disfrutamos muchísimo (o al menos este humilde servidor).

La familia, ese tangible que muchos tenemos el privilegio de tener en nuestras vidas, la que nos ve crecer, nos da apoyo y que sin ella difícilmente podríamos llegar justo al punto donde nos encontramos luego de superar la etapa donde más vulnerables y dependientes somos. Acerca de ella dedicaré mi relato del día.

Yo tengo cierta dificultad para traer al presente los recuerdos de mis experiencias sin importar hace cuanto haya ocurrido, pero a pesar de ello consigo recordar algunos momentos realmente agradables que viví durante mi infancia, en casa con mis padres, o con mis padrinos y abuelos. Aquellos tiempos en los que la inocencia y el afán por jugar en cuanto fuese posible no permitía pasar a modo analítico, cosa que sabemos hacer muy bien cuando pasamos de cierta edad y entendemos o miramos todo desde un punto de vista distinto.

En algún momento comencé a sentir la necesidad de salir de casa y tomar distancia de todo lo que conocía por familia, el porqué quizás esté por encontrarlo. Lo cierto es que con el tiempo conseguí ese espacio que reclamaba, tuve la oportunidad de vivir lejos de su alcance, como si se tratara de una verdadera hazaña o algo importante que debía cumplir. ¿Para qué? ¿Qué buscaba obtener con ello?

Un poco de todo lo que hemos conversado en este blog podría adherirse con facilidad al tema de la familia: amor, costumbre, amistad, emociones, tolerancia. Imagínense algo tan importante para nosotros que nos llena de amor (cada una a su manera), que nos sugiere o impone costumbres, sí, aquellas famosas costumbres familiares; o en algunos casos que encontramos tal afinidad con primos, hermanos, padres o tíos que nos permite ser tan abiertos como solemos serlos ante nuestras amistades; y cuando hablamos de emociones pues no hay como evitarlas, convivimos con la familia mientras nos acompañe en este mundo, sin duda que nos han visto reir y llorar; y la tolerancia que considero un punto interesante, ¿cuánto nos cuesta a veces ser tolerantes con la actitud de nuestros padres o hermanos? Esto aplica para el caso contrario también, sobre todo los padres que sienten el profundo deber de educarnos a veces cruzan la frontera y buscan imponer modelos que consideran como “socialmente correctos” sin tener en cuenta lo que pensamos, sentimos o anhelamos. ¿Habrá sido ése el motivo de mi necesidad de distanciamiento? ¿Cuál podría ser tu motivo?

Lo cierto es que a pesar de todo aquello que pueda perturbarnos no debemos olvidar que por encima de todo siempre serán nuestra familia, aquella a la que concientemente no tuvimos la oportunidad de elegir (hablando de la familia de donde procedemos) pero de la que debemos aprender a tomar las cosas buenas y positivas, que siempre podemos regalarle una sonrisa o hacerles un favor como una forma de disfrutar de ese amor que trasciende cualquier frontera y que muchos padres lo sienten tan intenso como para definirlo como incondicional. Es curioso ver en otras culturas como las familias son un ente compacto que se ayudan a pesar de las diferencias que puedan tener, tan así que todos trabajan en la empresa familiar aportando su granito de arena en lo que mejor se les da. Puede que este hecho muchos lo vean normal porque en su núcleo lo han visto, pero para este explorador solitario resulta algo de interés.

Otro hecho curioso es que luego de haber experimentado una intensa sensación de distanciamiento con el tiempo comencé a recoger la cuerdita: la sangre me llamaba. Son de esas cosas que no puedo explicar, simplemente se sienten. ¿Alguna vez les ha ocurrido? Ahora vivo muy cerca de todos, tanto que tengo por vecinos a mis suegros, a ver qué podemos aprovechar de esta experiencia, quizás encuentre que todas las familias tienen algo en común, ¿algo que nos hace iguales?

2 comentarios:

  1. La familia, esos seres que nos acompañan y apoyan en todo momento, esos que Dios nos pone en la vida sin darnos oportunidad de escoger, pero que sin duda tienen un valor incalculable! ellos siempre están allí, dispuestos a ayudarnos en todo. Muchas personas pasan por nuestra vida, unos van y otros vienen, pero la familia siempre estará allí, porque la sangre nos une, y como bien dijiste, nos llama!, y aunque a veces no nos parezca del todo perfecta (porque no existe tal perfección) de ellos siempre habrá algo bueno que sacar y aprender. Por eso siempre debemos demostrarles amor, agradecimiento, devolverles un poco del sacrificio que ellos hacen por nosotros (en el caso de los padres)... me encantó este tema ;) pudiese pasar rato escribiendo de la importancia de la familia :)

    ResponderEliminar
  2. Pues anímate que en este blog no nos importa hablar de un tema ya tratado, cada punto de vista es tan importante como la novedad de un tema.

    Esperamos tu entrada al respecto.

    ResponderEliminar