miércoles, 23 de febrero de 2011

La fe

En algún momento de nuestras vidas sentimos un impulso que nos hace creer en algo o en alguien de una forma particularmente intensa, tanto que ni siquiera necesitamos tener un conocimiento absoluto al respecto pero que de igual forma nos dejamos llevar hasta puntos que a veces roza en lo misterioso.

Este impulso no siempre nos viene de una misma fuente ni tampoco va enfocado a un mismo objetivo. Entre las fuentes puedo citar una que a lo largo de los años ha marcado una pauta global: la religión. Como objetivos de nuestra fe podemos encontrar cosas que bien pudiéramos considerar grandes e importantes y otras que quizás se acercan más a lo superficial y tangible (aunque eso depende de la percepción de cada quien), entre ellos Dios, una dieta maravillosa, y por qué no un pequeño amuleto.

Justo cuando conseguimos esa fuente y objetivo que se alinean con nosotros algo se activa en nuestro interior desatando una fuerza que invade nuestra mente y de ahí se propaga sin mucho esfuerzo al resto de nuestra experiencia humana; si bien por algo dicen que la fe mueve montañas en un intento de representar el poder que puede tener en nosotros mismos.

Podemos creer tanto en aquellas cosas que la ciencia ha detallado con precisión y meticulosidad, como también en lo místico, en lo que no podemos ver o tocar, pero ¿siempre resulta ser algo favorable? ¿Puede torcer nuestro criterio al quedarnos ciegos ante un toque de fe? Imparcialidad, absolutismo, quizás son adjetivos que sumamos a personas de fe arraigada pero que no necesariamente responde a que su fe no admita grises sino que va de acuerdo a su tolerancia, ¿o efectivamente es por su fe?

¿Saben qué me parece realmente fascinante y bonito a la vez? He tenido oportunidad de participar en un grupo donde muchas personas se reúnen porque comparten una misma fe, y a pesar de que cada uno la manifiesta de una manera distinta hay algo que se siente que nos conecta a todos en ese instante, como una fe colectiva, ¿será que existe o es que veo cosas donde simplemente no hay mayor profundidad?

¿Ese impulso realmente lo llegamos a sentir todos tal como afirmo al comienzo de mi relato y en efecto seremos iguales en ese sentido, o es una mera especulación de mi parte?

1 comentario:

  1. Que bonito es tener fe en algo, le da sentido a nuestras vidas... creer en algo o alguien nos impulsa un poco a experimentar cosas que quizás creemos imposibles, y ese poquito de fe hace que se muevan las montañas :)

    ResponderEliminar